domingo, 12 de febrero de 2012

El mito de la caverna y El banquete de Platón.

El mito de la caverna
Platón nos habla del Mito de la caverna en la República (libro VII).
Guiados por el propio filósofo llegamos hasta una caverna donde viven varios hombres encadenados frente al muro de piedra. Desde afuera les llega un haz de luz que es atravesado constantemente por seres que portan los más diversos objetos, animados e inanimados, lo que hace que sus sombras se reflejen en el muro (como si se tratara de una sala de cine).
Platón parece hacerse una pregunta y a su vez nos la dirige a nosotros: ¿qué pasaría si uno de los hombres lograra romper sus ataduras y se diera la vuelta? Al contemplar directamente a los objetos y a sus dueños, se sorprendería. Si logra llegar al mundo exterior, de donde proviene el foco luminoso, lo dejaría ciego, y seguramente pedirá volver a la caverna.
Para que este hombre no se vuelva loco - dice Platón - debemos acostumbrarlo poco a poco a la luz y a los objetos que desconoce. Poco a poco, se dará cuenta que la luz del Sol es la causa de las ilusiones que percibía en la caverna, y descubrirá que no eran más que sombras y ecos. Este conocimiento lo llenará de alegría y verá a la caverna como su esclavitud, a donde no querrá volver.
Pero el hombre puede decidir volver a la caverna, aunque no distinguiría nada en esas penumbras; sus ojos acostumbrados a la pura luz, tendrían que readaptarse. También podría intentar explicarle a sus compañeros lo engañados que están al tomar las sombras como realidad. Puede también seguir insistiendo a pesar de las burlas que puedan hacerle, pero lo creerían loco y tratarían de castigarlo. Sócrates dice que a través de este mito se explica que el hombre libre es aquel que por su inteligencia, y audacia personal a conseguido llegar a la Realidad, a la Verdad y a la conciencia despierta.

El Banquete.
Se organiza un banquete al que van invitados muy importantes, entre ellos Sócrates. En este banquete, Erixímaco propone que cada uno de los presentes haga un discurso en alabanza del Amor, de Eros. Todos aceptan y realizan su discurso bellamente orado. Fedro es el primero en hablar, y dice que Eros es el dios más anciano y el que le hace más bien a los hombres, porque inspira al hombre la vergüenza del mal y la emulación del bien, además de dar valor de vivir. El segundo en hablar es Pausanias, y lo hace de la siguiente manera:
-Hay dos Afroditas, y por lo tanto dos Eros, dos clases de amor. El amor que acompaña a la primera es el del cuerpo y, por tanto, no dura. Todas las demás son amores vulgares que no valen la pena, ni llegan a llenar el alma.
Luego habla Erixímaco, y dice que el amor reside en todos los seres pero es preciso fomentarlo. Cuando el amor se consagra al bien y se ajusta a la templanza y a la justicia, nos procura una felicidad perfecta.
El siguiente en hablar es Aristófanes, dice que Eros es el dios más beneficioso, cura los males que impiden la felicidad. En un principio la naturaleza humana era distinta, había tres tipos de hombres: los dos sexos existentes, y otro compuesto por estos dos y llamado andrógino. Todos los hombres eran dobles. Como eran tan poderosos querían escalar al cielo a luchar contra los dioses, y por ello, Zeus los dividió en dos mitades. A partir de ahí, hacían esfuerzos por encontrar a su otra mitad, y cuando se encontraban no querían separarse la una de la otra. Los hombres que provienen de andróginos aman a las mujeres, y las mujeres a los hombres. Las mujeres que provienen de las mujeres primitivas, aman a las mujeres. Y los hombres que provienen de los hombres primitivos aman a los hombres. El amor es el deseo de encontrar esa mitad que nos falta.
Ahora habla Agatón, diciendo que Eros es el más bello y mejor de los dioses y siempre es joven y delicado. Fija su morada en los corazones y en las almas. Es sutil. Es justo y templado.
El último en hablar del amor es Sócrates, que dice esto:
-Uno desea lo que no tiene. El amor es el amor de la belleza, luego el amor no puede ser bello. Y como lo bello es bueno, tampoco puede ser bueno. Como todos los dioses son bellos y buenos, Eros no puede ser un dios, pero tampoco es humano. Es un demonio. Por una parte no es bello ni delicado, pero por otra parte está siempre a la pista de lo que es bello, varonil, atrevido, etc. El amor consiste en querer poseer siempre lo bueno. El objeto del amor es la producción y generación de la belleza y volver un sentimiento inmortal.

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